Descubre 7 señales silenciosas que podrían ser cáncer de ovario
El cáncer de ovario a veces se le llama “silencioso” porque en etapas tempranas sus síntomas suelen ser vagos y parecidos a problemas benignos del abdomen o del aparato digestivo. Conocer las señales que con más frecuencia aparecen y saber cuándo consultarlo con un profesional puede marcar la diferencia para un diagnóstico temprano y mejores opciones de tratamiento. Este artículo explica siete señales que a menudo pasan desapercibidas, por qué aparecen y qué pasos seguir si las presentas de manera persistente.
¿Por qué son “silenciosas” estas señales?
Los síntomas del cáncer de ovario suelen ser inespecíficos: hinchazón, sensación de llenura o molestias abdominales que muchas personas atribuyen al estrés, la dieta, la menopausia o problemas gastrointestinales. Por eso suelen retrasarse las consultas médicas y el diagnóstico. Lo importante es prestar atención cuando ciertos síntomas aparecen con frecuencia (por ejemplo, casi todos los días durante más de dos o tres semanas) o si son inusuales para la persona.
Las 7 señales silenciosas
1. Hinchazón abdominal persistente o aumento de volumen
La sensación de hinchazón que no desaparece y/o un aumento visible del tamaño del abdomen es uno de los signos más frecuentes. A diferencia de la hinchazón ocasional por gases, la que preocupa es la que aparece casi a diario y dura semanas. En el cáncer de ovario, la acumulación de líquido o el tumor mismo pueden provocar distensión y sensación de presión.
2. Dolor o molestia pélvica o abdominal
El dolor constante o la molestia difusa en la parte baja del abdomen o en la pelvis puede ser señal de que algo está irritando o presionando estructuras internas. Este dolor no siempre es intenso; a veces es una molestia sorda que empeora con el tiempo. Ante dolor pélvico persistente el profesional suele evaluar el historial, hacer examen físico pélvico y solicitar ecografía transvaginal o abdominal.
3. Sensación de llenura rápida o pérdida de apetito
Sentirse lleno después de comer muy poco o notar pérdida de apetito sin explicación es otra señal silenciosa. Un tumor en la pelvis puede presionar el estómago y el intestino, reduciendo la capacidad de comer con normalidad. Si esto ocurre con frecuencia y se acompaña de pérdida de peso no intencional o debilidad, es motivo de consulta médica.
4. Cambios en la frecuencia o urgencia urinaria
Un aumento en la necesidad de orinar o la sensación urgente de tener que ir al baño pueden deberse a presión sobre la vejiga. Estos síntomas a menudo se confunden con infecciones urinarias, pero si no responden a tratamientos habituales o vuelven con frecuencia, conviene evaluarlos en un contexto ginecológico.
5. Cambios en el hábito intestinal
Estreñimiento persistente, diarrea prolongada o sensación de que el intestino no se vacía completamente pueden ser consecuencia de presión o infiltración de una masa en la pelvis. Los cambios importantes y persistentes en el patrón intestinal merecen estudio, sobre todo si aparecen junto con otros síntomas como hinchazón y dolor.
6. Cansancio extremo o fatiga inexplicada
La fatiga que no mejora con descanso y que limita las actividades diarias puede aparecer en cáncer de muchos tipos, incluido el de ovario. Puede estar relacionada con pérdida de sangre oculta, inflamación crónica, pérdida de apetito o respuesta inmunitaria al tumor. Si es marcada, persistente y viene con otros signos, conviene consultarlo.
7. Pérdida de peso no intencional o sangrado anómalo
La pérdida rápida y no buscada de peso o el sangrado vaginal fuera del ciclo menstrual (sobre todo en mujeres posmenopáusicas) son señales de alarma. Aunque no son exclusivos del cáncer de ovario, su presencia junto a los otros síntomas obliga a realizar pruebas para descartar causas graves. El sangrado posmenopáusico siempre debe investigarse por un especialista.
Otros signos que pueden aparecer
Aparte de las siete señales anteriores, algunos pacientes reportan dolor durante las relaciones sexuales, molestias en la parte baja de la espalda o inflamación de una pierna. Estos síntomas por sí solos no indican cáncer, pero si son nuevos, persistentes y no tienen explicación, deben evaluarse en conjunto.
¿Cuándo debo ver al médico?
Se recomienda consultar al médico si experimentas uno o varios de estos síntomas con frecuencia, durante más de dos o tres semanas, o si notas que son claramente diferentes a lo habitual para ti. No esperes a que los síntomas sean severos: la persistencia y el cambio en el patrón son lo más importante.
Cómo se diagnostica
Si un médico sospecha de un problema en los ovarios, las pruebas más comunes son:
- Examen físico y pélvico.
- Ecografía transvaginal para visualizar ovarios y trompas.
- Análisis de sangre con marcadores como el CA-125.
- Tomografía o resonancia para estudiar extensión abdominal y pélvica.
- Biopsia o cirugía diagnóstica para confirmación.
Factores de riesgo
Algunos factores incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de ovario, entre ellos: edad mayor de 50 años, historia familiar de cáncer de mama u ovario, mutaciones genéticas como BRCA1 y BRCA2, antecedentes de endometriosis y factores reproductivos como no haber tenido hijos. Conocerlos ayuda a tomar medidas preventivas y de vigilancia.
Qué esperar en la consulta
Cuando visites al médico, es útil llevar una lista con duración de los síntomas, factores que los empeoran o alivian, historia familiar de cáncer y medicaciones actuales. Esto ayuda al profesional a decidir qué pruebas realizar y si es necesario derivarte a un especialista en oncología ginecológica.
Prevención y vigilancia
No existe una prueba de cribado eficaz para toda la población como ocurre con la citología para el cuello uterino. Por eso la vigilancia de síntomas y la evaluación de factores de riesgo son fundamentales. Algunas medidas que pueden ayudar son conocer tu historia familiar, consultar ante síntomas persistentes, mantener controles médicos periódicos y valorar el asesoramiento genético en casos de antecedentes familiares fuertes.
Qué hacer si te preocupa algo ahora mismo
Si tienes uno o varios de los síntomas descritos, pide una cita con tu médico de cabecera o ginecólogo. Lleva un registro de cuándo y con qué frecuencia aparecen: eso ayuda al diagnóstico. No ignores sangrados anormales ni la pérdida de peso sin causa aparente.
Conclusión
El cáncer de ovario puede comenzar con señales muy sutiles. Las siete señales descritas —hinchazón persistente, dolor pélvico o abdominal, llenura rápida, cambios urinarios, alteraciones intestinales, fatiga inexplicada y pérdida de peso o sangrado anómalo— deben llevarte a consultar si aparecen de forma frecuente y prolongada. La clave es la persistencia y el cambio en el patrón habitual de tu cuerpo. El diagnóstico temprano mejora las opciones de tratamiento y el pronóstico.